domingo, 23 de diciembre de 2012

Lugares Malditos (I). Las casas de la Romana


Normalmente cuando se habla de lugares abandonados se suele utilizar a veces el adjetivo malditos como un sinónimo que añada un halo de misterio. Pero en ciertos sitios, por los hechos ocurridos allí, tal palabra no es una simple anécdota sino que encierra episodios realmente estremecedores y dramáticos.


Uno de estos lugares son dos viejas y abandonadas casetas en el Paraje de La Romana, en el término de Tous en Valencia. Están perdidas en medio de la montaña al fondo de un barranco y para llegar a ellas hay que transitar un buen trecho (unos 5 km)  por pistas forestales, mejor en un 4x4 (almenos los últimos quilómetros) y el último tramo se recorre a pie. En ellas estuvieron secuestradas y fueron torturadas y vejadas las tres niñas de Alcásser hace 20 años. Para los que hemos leído el relato de los hechos y hemos estado allí (yo hacía 10 años que no volvía al lugar) os aseguro que nada más volver a verlas se me volvió a erizar el vello.

De las dos casas, que también han sido refugio de pastores y sus ganados, la que acumula malignidad es la de la foto. Diez años después de mi primera visita (que fueron 2) el paso del tiempo y las inclemencias meteorológicas se han cebado en ella. Esta vez no hizo falta entrar ya que no quería volver a ser víctima de las pulgas y lo que habíamos ido a hacer allí tampoco nos lo exigía. 


Además, al derrumbarse uno de los muros, quedaba a la vista la estancia donde estuvieron las niñas y sus captores y el poste al cual estuvieron atadas. Las siguientes fotos son de la otra casa





A continuación la puerta de entrada a esta 'casa del mal'


Espero no tener que volver a ellas y poder hablar en futuros posts de lugares algo más 'agradables'.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Pueblo viejo de Belchite, aprender del pasado


Sin duda el Pueblo Viejo de Belchite es uno de los lugares abandonados por excelencia de España. No en vano se calcula que lo visitan (sin estar acondicionado para ello) unas 10 mil personas al año. Servidor ya lo ha hecho dos veces, la última este verano.


Sus ruinas son sin duda el mejor testimonio de la absurda y cruenta contienda que fue la Guerra Civil española. En este municipio zaragozano, situado a unos 50 km de la capital se desarrolló la denominada batalla de Belchite, que acabó con la destrucción del pueblo y la muerte de muchos.


Belchite estaba en el bando nacional y la ofensiva republicana hacia Zaragoza decidió conquistar la población, No escatimó en bombardeos y en un asedio terrestre que si bien después de 13 días logró su objetivo, supuso un desgaste tremendo para el Ejército Popular de la República.


Acabada la guerra, el régimen franquista ofreció a los belchitenses supervivientes la posibilidad de reconstruir el pueblo o de levantar uno nuevo (que fue finalmente la opción elegida), dejando intactas las ruinas del anterior. La construcción fue una gran operación de propaganda del Régimen (' Yo os juro que sobre estas ruinas de Belchite se edificará una ciudad hermosa y amplia como homenaje a su heroísmo sin par. Franco' ) levantada por prisioneros de guerra. Los primeros habitantes del nuevo Belchite se instalaron en 1946 aunque la inauguración oficial fue en 1954 y se dio por terminado el traslado en 1960 



Siento haberme enrollado tanto pero creo era necesaria un poco de HISTORIA para conocer el pasado de este lugar, en parte porque a mí no me había quedado del todo claro la primera vez que lo visité. Si uno consigue abstraerse (que no es fácil) de los motivos que llevaron a la destrucción de la población es muy grato deambular por lo que antaño fueron calles llenas de vida o iglesias repletas de fieles, como la de San Martín o pasear por lo que queda de conventos como el de San Rafael o el de San Agustín






Pero sin duda, al menos a mí lo que me ha puesto los pelos de punta es las dos visitas es la pintada en la puerta de la Iglesia de San Martín atribuida a uno de los últimos habitantes que abandonó el pueblo


De la historia del pueblo viejo de Belchite vais a encontrar multitud de entradas y reportajes fotográficos fantásticos algunos con fotos incluso del municipio antes y durante los bombardeos. Para muestra os dejo dos referencias pero ante todo os sugiero que alguna vez os dejéis caer por allí y que si lo hacéis en grupo os descolguéis porque un sitio así merece vivirlo también en la soledad para entre otras cosas reflexionar y aprender de un pasado muy cercano ante un futuro incierto y crispado como el que nos acecha. 


jueves, 27 de septiembre de 2012

My city in ruins

Dicen que el 11-S cambió la vida no sólo de los habitantes de Nueva York sinó de todo el mundo. La imagen de aquellos dos colosos viniéndose abajo para acabar convertidas en ruinas sin duda jamás se borrará de nuestras retinas. A cada uno le pilló en un lugar diferente pero todos (o casi todos) las vimos. A mí me soprendió comiendo en un bar de carretera de Almendralejo, después de haber salido aquella mañana de Lisboa en dirección Valencia y de haber hecho una parada para visitar Evora. 11 años después, toparme de nuevo con ellas, con las Twin Towers, de este modo, enteras pero abandonadas cual despojo, me ha hecho volver a recordarlas y también a convencerme aún más del fracaso al que está abocada la concepción capitalista de nuestro mundo.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Aquel verano en Biarritz



Aterrizó Julio con sus calores, su bochorno, esa pegajosa humedad que uno trata de combatir como puede mientras espera las anheladas vacaciones. Precisamente, ahora que el verano ya se ha instalado entre nosotros me encantaría evocar otros (veranos) pasados que debieron ser gloriosos pero que ahora son sólo una sombra.

Biarritz es una localidad costera francesa, vinculada tradicionalmente a Euzkadi. Un lugar de veraneo que suena añejo, a lujos de antaño, quizás por eso quisieron bautizar este hotel que no está ni en el País Vasco ni en la costa vasca gala sinó en mi querido Mediterráneo, concretamente en Alcanar, Tarragona, en la frontera con Castellón, al pie de la mítica N-340, una carretera nacional de las de toda la vida, plagada de camioneros, bares, hostales y, como no, puticlubs a porrillo



La carretera también la podríamos calificar de fantasma y no sólo por este ruinoso hotel  sino porque la pueblan otros establecimientos muertos que en su día vivieron el esplendor. Hay de todo, puticlubs, más hoteles, discotecas, etc...



Para entrar al Biarritz, deduzco que sus propietarios eran vascos o querían atraer al turismo del norte de España con el nombre, me hice acompañar por el buen amigo Ramón. El lugar es impresionante, con sus vistas al mar, multitud de habitaciones abandonadas pero con restos de colchones de moradores eventuales y pasajeros. Se conserva bastante bien a pesar de la invasión de grafitteros y demás saqueadores. El único gran peligro es un agujero inmenso que se abre a los pies del visitante en la segunda planta.




Bonita excursión, sin duda, que ya había sido inmortalizada por otro bloguero del terreno con más vena artística que quien os habla y al que recomiendo visitéis. También manda huevos que de un fin de semana de retiro familiar lúdico gastronómico en compañía de los Machos (Ramón, Cordills, Enrique y respectivas), los amigos de la infancia, en el ya conocido CarlosIII, uno vuelva con más fotos del Biarritz que de la familia, las mariscadas y los buenos momentos, pero... así es la vida.

PD: Este post fue publicado en el blog madre en julio de 2010

jueves, 13 de septiembre de 2012

Todo tiene un principio


Dicen que no hay dos sin tres ni tres sin cuatro. Así que héteme aquí con una nueva bitácora, la cuarta. Podría haberme centrado en otros submundos que habitan en mí (porno, football, Espanyol...) pero he preferido centrarme en aquellos que también deshabitan. A recordar su olvido dedicaré ahora mis esfuerzos y para empezar recupero las palabras de uno de mis posts dedicados a este tipo de sitios hace ya 4 años en mi blog primigenio:

Por extraños designios del destino quedaron desiertos, escondiendo una historia, unos secretos que morirán con ellos, convertidos en testigo mudo abocado a un fin incierto...Son los lugares abandonados... casas, mansiones, empresas, fábricas, incluso pueblos...

La guerra, el hambre, la muerte, la crisis, esos jinetes apocalípticos del ayer y el ahora acabaron con quienes moraban en su interior y condenaron a estos continentes, ahora vacios de contenido, a vagar quien sabe hasta cuando por el limbo de una memoria olvidada. Entrar en ellos (y aseguro que no soy el único) supone una lucha interna entre el miedo inicial y la curiosidad, una escoptofilia (no sé si sádica), como diría el profesor Gubern, un deseo irrefrenable de ver, de conocer, de imbuirse en vidas ajenas que uno quiere hacer suyas. La adrenalina se dispara durante ese tiempo. El silencio es el rey de estos espacios donde no hace mucho reinaban las palabras, las risas o el llanto... Y si de repente ese silencio se rompe, entonces.... entonces.... mejor no pensarlo.... porque hasta el momento las paredes no hablan, lástima!!