lunes, 17 de septiembre de 2012

Aquel verano en Biarritz



Aterrizó Julio con sus calores, su bochorno, esa pegajosa humedad que uno trata de combatir como puede mientras espera las anheladas vacaciones. Precisamente, ahora que el verano ya se ha instalado entre nosotros me encantaría evocar otros (veranos) pasados que debieron ser gloriosos pero que ahora son sólo una sombra.

Biarritz es una localidad costera francesa, vinculada tradicionalmente a Euzkadi. Un lugar de veraneo que suena añejo, a lujos de antaño, quizás por eso quisieron bautizar este hotel que no está ni en el País Vasco ni en la costa vasca gala sinó en mi querido Mediterráneo, concretamente en Alcanar, Tarragona, en la frontera con Castellón, al pie de la mítica N-340, una carretera nacional de las de toda la vida, plagada de camioneros, bares, hostales y, como no, puticlubs a porrillo



La carretera también la podríamos calificar de fantasma y no sólo por este ruinoso hotel  sino porque la pueblan otros establecimientos muertos que en su día vivieron el esplendor. Hay de todo, puticlubs, más hoteles, discotecas, etc...



Para entrar al Biarritz, deduzco que sus propietarios eran vascos o querían atraer al turismo del norte de España con el nombre, me hice acompañar por el buen amigo Ramón. El lugar es impresionante, con sus vistas al mar, multitud de habitaciones abandonadas pero con restos de colchones de moradores eventuales y pasajeros. Se conserva bastante bien a pesar de la invasión de grafitteros y demás saqueadores. El único gran peligro es un agujero inmenso que se abre a los pies del visitante en la segunda planta.




Bonita excursión, sin duda, que ya había sido inmortalizada por otro bloguero del terreno con más vena artística que quien os habla y al que recomiendo visitéis. También manda huevos que de un fin de semana de retiro familiar lúdico gastronómico en compañía de los Machos (Ramón, Cordills, Enrique y respectivas), los amigos de la infancia, en el ya conocido CarlosIII, uno vuelva con más fotos del Biarritz que de la familia, las mariscadas y los buenos momentos, pero... así es la vida.

PD: Este post fue publicado en el blog madre en julio de 2010

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